Según cuenta anecdóticamente Willem, hijo de Adrianus Willem Beckering (el conductor de la derecha, propietario del excelso Porsche 356-A 1.5), cuando disputaban el VIII Rallye de Los Tulipanes (Holanda, 1956) y regresaban de nuevo a Holanda, se retrasaron en la frontera al ser retenido su copiloto, Rob Slotemaker – a la izda., entonces piloto de combate de la R.A.F- por la policía militar: Rob se había esfumado del servicio de guardia para competir en la mítica prueba holandesa… El retraso les hundiría en la clasificación general (27º Scratch) en una competición, valedera para el Campeonato de Europa de Rallyes, que se adjudicaba el orondo Austin A-.30 de los hermanos británicos Brookes (Raymond y Edward) por delante de una flotilla de Standard 8 conducidos por John Walwork-William Bleakley (2º), Paddy Hopkirk-John Garvey (3º)… Aquella edición de “Los Tulipanes” contó con más de 200 equipos participantes (173 clasificados) que iniciaron el rallye desde diferentes localidades europeas (Nordwijk -Holanda-, Londres, Paris, Hamburgo, Múnich, Berna, Milán y Bruselas). Creyó Slotemaker -pecados de juventud- que con tanto ajetreo nadie iba a notar su ausencia de la base aérea… Y para A. W. Beckering, el gozo en un pozo después de recorrer media Europa, durante una semana, con el bonito Porsche de la imagen.
El francés Guy Ligier (Vichy, 1930) fue un antiguo piloto seducido por las preparaciones mecánicas y, posteriormente, constructor de sus propias manufacturas. En la imagen, y bajo los colores del patrocinador BP-Francia, observamos a las dos unidades oficiales Ligier JS 2 con motivo del XVIII Tour Auto de Francia de Automovilismo (1973), prueba valedera para el Campeonato de Europa de Gran Turismos. La prueba consta de un recorrido de 5.500 km. jalonados por 17 tramos de velocidad (un puñado de rampas prestigiosas más la totalidad de los circuitos que salpican la geografía gala). Los Ligier JS 2 domésticos (se fabricaron 86 unidades) consta de un propulsor Maserati V6 de 3.0 litros con triple carburación Weber y una potencia de 190 CV/990 kilos. Pero la versión vitamínica para la competición -en el caso del Tour Auto-73′- los dos coches desarrollan 265 CV/7.000 vueltas para 930 kilos. Los Ligier JS 2 se encuentran comprendidos en un grupo de Gran Turismos en donde la potencia resulta vital dada la cantidad de circuitos incluidos en el rutómetro: lógicamente, como viene siendo tradicional, los Porsche Carrera RSR 3.0 son numerosos pero también habrá que contar con los Lancia Stratos, De Tomaso Pantera GTS o Ferrari 365 GTB/4 que no son precisamente mocos de pavo. Guy Ligier confía sus unidades a Gérard Larrousse (Nº 114; copilotado por Christian Delferrier en las pruebas de carretera y montaña) y Guy Chasseuil (Nº 115; copilotado por Christian Baron). Pero en Charade (ver imagen), el primer circuito incluido en la prueba, los Ligier JS 2 salen malparados: Chasseuil, el piloto más rápido en pista, sufre una contingencia mecánica y tarda 43 minutos en repararla en boxes lo que le supone perder toda opción de victoria (se clasificará 10º de la General al término del Tour Auto) mientras que Larrousse se retiraba por rotura de la cadena de distribución. No obstante, al año siguiente, los Ligier se adjudicaban la prestigiosa competición francesa.
Agresiva panorámica del Lancia Fulvia HF 1600 (165 CV/820 kilos) de Sergio Barbasio-Mario Mannucci durante la disputa del II Rallye Internacional Alpe della Luna (1970), prueba valedera para el Campeonato de Italia de la especialidad. Quedarán finalmente 2º de la General por delante de otros dos HF 1.6 conducidos por Gianni Bossetti-Paolo Mischianti (3º) y Vanni Tacchini-Max Bobbo (4º), todos ellos dominadores sobre el primer Fiat 125-S 1.6 clasificado, Ferdinando Tecilla-Bruno Scabini (5º)… El rallye se lo adjudicaban Alcide Paganelli-Ninni Russo, miembros de la mítica “Scudería 3 Gazzelle”, sobre un Fiat 124 Spider 1600 de Grupo 4 (150 CV/ 1.050 kilos), y que se adjudicaban con el título nacional a final de año (1970). En aquella temporada, los competitivos rallyes italianos estaban conformados por una decena de HF 1.6 y 124 Spider 1.6, salteados por una docena de HF 1.3 y 125-S y aliñados por numerosas mecánicas nacionales inferiores a los 1.300 c.c. En un santiamén, sin mayores esfuerzos, los organizadores reunían un centenar de equipos en sus siempre cuidadas y exigentes competiciones ruteras.
Texto información Antonio De Leon Evora
Resultados del Rallye
Era valedero para el Campeonato Italiano de 1970, se inscribieron 64, se verificaron 49, y participaron 48, de los que solo finalizaron 23
El francés Jean-Jacques Julien (65 años) es un apasionado de las antiguas mecánicas Citroën a través del equipo “Daunat Classique” (cuentan con varias unidades DS, SM…). En la imagen, Julien, copilotado por Benoît Juif, compiten en el IV Rallye Internacional Histórico de Marruecos (2013) sobre un Citroën DS Proto de Grupo 5 (chasis corto, 180 CV). Los organizadores franceses no se coartan por la edad de los contendientes ni por la resistencia mecánicas de las venerables máquinas alineadas: una singladura por pistas de tierra (Agadir-Marrakesh, 445 km.) salpicados por 21 tramos de clasificación. Tomarán la salida 75 equipos de los que se clasificarán 56, correspondiéndoles a Julien-Juif un excelente 24º de la General. Ni que decir tiene que el animoso Julien se lo pasó como gato panza arriba sorteando los arenales marroquíes ayudado por la legendaria suspensión de aquellos míticos Citroën pato…
El piloto tinerfeño Robert Spencer, en sus años mozos y mucho antes de incorporarse al departamento técnico de la Rootes británica, mantuvo una estrecha amistad con el prestigioso conductor holandés Maurice “Maus” Gatsonides (1911-1998; a la derecha de la imagen). En varias ocasiones le asistió como cronometrador particular en rallyes europeos, especialmente cuando “Maus” compitió en el departamento deportivo -aún incipiente- del Grupo Rootes. Spencer, en las tertulias que mantiene en su domicilio del Puerto de la Cruz (Tenerife), muestra a sus invitados una exhaustiva información gráfica de las andanzas deportivas (y de aprendizaje) que mantuvo con el equipo del ilustre holandés. En la imagen, con tintes kafkianos, apreciamos a Gatsonides, en compañía de su copiloto Peter Worledge, minutos antes de iniciar el XXIII Rallye de Montecarlo (1953). Tenían por delante 3.300 km. de singladura en una edición que se caracterizó por la ausencia de nieve, al menos por la cantidad acumulada con respecto a ediciones pasadas. Lo que animaría a una participación récord: 440 equipos inscritos, 404 salidos y 346 clasificados. Una barbaridad… Lo de kafkiano nos remite al voluminoso (e imposible, para algunos) vehículo con el que Gatsonides se adjudicaba el Rallye de Montecarlo: un mastodóntico Ford Zéphyr MK.1 Saloon con porte señorial. La máquina cuenta con un motor de 2.3 litros y 6 cilindros, apenas superan los 75 CV y arrojan 1.150 kilos. Gatsonides y Worledge ponían el resto: mucho ardor en la conducción con un ojo clínico en los cronómetros, especialmente en una época en que los controles horarios y la regularidad pura era casi demencial y obsesiva,