El piloto tinerfeño Robert Spencer, en sus años mozos y mucho antes de incorporarse al departamento técnico de la Rootes británica, mantuvo una estrecha amistad con el prestigioso conductor holandés Maurice “Maus” Gatsonides (1911-1998; a la derecha de la imagen). En varias ocasiones le asistió como cronometrador particular en rallyes europeos, especialmente cuando “Maus” compitió en el departamento deportivo -aún incipiente- del Grupo Rootes. Spencer, en las tertulias que mantiene en su domicilio del Puerto de la Cruz (Tenerife), muestra a sus invitados una exhaustiva información gráfica de las andanzas deportivas (y de aprendizaje) que mantuvo con el equipo del ilustre holandés. En la imagen, con tintes kafkianos, apreciamos a Gatsonides, en compañía de su copiloto Peter Worledge, minutos antes de iniciar el XXIII Rallye de Montecarlo (1953). Tenían por delante 3.300 km. de singladura en una edición que se caracterizó por la ausencia de nieve, al menos por la cantidad acumulada con respecto a ediciones pasadas. Lo que animaría a una participación récord: 440 equipos inscritos, 404 salidos y 346 clasificados. Una barbaridad… Lo de kafkiano nos remite al voluminoso (e imposible, para algunos) vehículo con el que Gatsonides se adjudicaba el Rallye de Montecarlo: un mastodóntico Ford Zéphyr MK.1 Saloon con porte señorial. La máquina cuenta con un motor de 2.3 litros y 6 cilindros, apenas superan los 75 CV y arrojan 1.150 kilos. Gatsonides y Worledge ponían el resto: mucho ardor en la conducción con un ojo clínico en los cronómetros, especialmente en una época en que los controles horarios y la regularidad pura era casi demencial y obsesiva,
Texto información de Antonio De Leon Evora