Acelerar a fondo y olvidarse de los frenos… El francés René Trautmann fue un piloto especializado en rallyes que detentó una innata capacidad para improvisar (y mantener intactos a sus vehículos) sobre los estilizados “tiburones” Citroën DS oficiales (azul celeste y beige). Ponía ardor en la competición, peleaba y gesticulaba con el volante y, en la mayoría de las ocasiones, sacaba la cabeza por la ventanilla para cerciorarse del límite de la carretera. Como podrán imaginar, con semejantes neumáticos-canillas y potencias que rondaban los 90 CV, Trautmann desplegaba todo su talento (instinto) para acorralar a sus adversarios. Como lo protagonizado en el VIII Tour de Córcega (1963) -1.311 km., con salida y llegada en Ajaccio, complementados por 251 km. de velocidad-, prueba valedera para el Campeonato de Francia en la que únicamente se clasificaban 19 equipos de los 73 que tomaron la partida. Trautmann, copilotado por Alexis Chabert (en la imagen), se adjudicaban el rallye tras desplegar una exquisita regularidad en los tramos kilométricos. Únicamente se adjudicaba un tramo de velocidad (“Kamiesh-Bavella”, 29,8 km.) ante la agresividad (potencia) del Ford AC Cobra (310 CV) de Jo Schlesser-Patrick Vanson, finalmente 2º de la General y el ganador del resto de los tramos de velocidad aunque siempre talonado por un Trautmann en estado de gracia que supo amortiguar sus andanadas. Son 3º Henry “Titi” Greder-Jacques Greder sobre otra mecánica apabullante, un Ford Falcon V8 de 280 CV, con la que darían cuenta (esta vez, sí) al Citroën DS-19 de Guy Verrier-Johnny Rives.
Texto información Antonio De Leon Evora