Todas las entradas de: Francesc Canals Balil

Fórmula 3 (1968)

En 1968, ODACISA, la empresa consignataria de «El Jarama», organizó en el circuito madrileño un certamen internacional de Fórmula 3 (pruebas no puntuables para campeonato alguno) como complemento-relleno en sus respectivos programas deportivos, espectáculos que tenían su guinda en las competiciones de los Sport-Prototipos. Fueron seis carreras multitudinarias dotadas con suculentos premios en metálico, masivas inscripciones de pilotos europeos que se fogueaban en la modalidad y, por supuesto, todos ellos atraídos por las características técnicas de un nuevo circuito europeo (El Jarama) pese a la indiferencia -entonces- que cierto sector de los aficionados españoles sentía por los monoplazas. Como pueden observar en la fotografía, los monoplazas de Fórmula 3 (1968) tenían un aspecto agresivo: motores de cuatro cilindros para 1.0 litro de cilindrada, alimentación por 1 carburador Weber, cajas Hewland de cuatro relaciones, potencias del orden de los 115/120 CV a 10.000 vueltas, pesos de 400 kilos y un sinfín de modelos y preparadores europeos. En la imagen, el sueco Reine Wisell (Motala, 1941), conductor del «Team Baltzar Racing Organisation», ganaba tres carreras en El Jarama: con su Tecno-Ford 68 preparado por Novamotor se adjudicaba las dos primeras pruebas mientras que provisto de la conversión Lucas conseguía la sexta y última competición del mini certamen, el Gran Premio de Castilla. Morris Nunn (Lotus-Ford 41 Broadspeed), Carlos Gaspar (Brabham-Ford BT-21) y François Cevert (Tecno-Ford 68 Tecno) conseguían la victoria en las otras pruebas disputadas. Como podrán imaginar, los pilotos españoles no se mostraron indiferentes a la iniciativa de ODACISA y alquilaron/intercambiaron/probaron/amañaron varios monoplazas cedidos para la excepcional ocasión: Jorge de Bagration, Rodolfo «Rudy» Bay, Juan Fernández, Félix Serra, Miguel Carbajo, «El Abulense», José Mª Juncadella o «Pelé» se inclinaron por los Brabham mientras que Eugenio Baturone, José Mª Palomo o Carlos Giró probaron fortuna con los Lotus.

Texto cedido por Antonio De Leon Evora

42º ADAC Eifelrennen (1979)

©COPYRIGHT Hans Fohr Ford Capri III Turbo preparados por Zackspeed. En la fotografía, Toine Hezemans («Sachs Sporting») dispone en Grupo 5 de un motor de 1.485 cc soplado por Turbo KKK que arrojan 400 CV/9.000 vueltas para 885 kilos. Quedará 8º de la División-1 tras una batería de Porsche 935-Turbo de diferentes preparadores. Y tras él, como avistamos en la imagen, Marc Surer (BMW M1 3.5 de 470 CV/1.020 kilos), 9º de la División-1 pero 1º en la Agrupación de los Grupos 2-4 que corren conjuntamente. Pasado renovado y futuro creciente.

Texto cedido por Antonio De Leon Evora

«Prototipo» Whippet-6 (1929)

Un puñado de orgullosos mecánicos y preparadores argentinos posan junto al prototipo acondicionado a la Categoría Fuerza Libre, máxima expresión del automovilismo deportivo nacional de aquellos años. En el centro y con traje oscuro, posa (y apadrina el acto con su presencia) el recordado piloto Raúl Riganti, vencedor del II Gran Premio Provincia de Buenos Aires (1929) a los mandos de un Hudson F.L. y en donde Ernesto Bóssola, volante titular del Whippet-6, intentó adaptarse a una mole de 2.000 kilos, seis cilindros y con una potencia…suficiente, como diría un mecánico porteño socarrón. Meses después, Bóssola tomaba parte en el V Premio Audax (Córdoba, 1929), disputado en el mítico trazado de «La Tablada» (18,0 km.), en donde situaba al Whippet-6 en el 5º de la General, carrera dominada por Carlos Zatuszek (Mercedes SSK F.L.).

Texto cedido por Antonio De Leon Evora

Nürburgring (1936)

El alemán Bernd Rosemeyer con el tosco, desproporcionado y feo Auto Unión Type C. Rosemeyer se proclama en 1936 con el Campeonato de Europa de Conductores. Las entrañas del adefesio era otra cosa, una obra de ingeniería para la época: motor de 16 cilindros en V de 6.0 litros, doble carburación Solex más compresor Roots que hostigaba a la bestia mecánica (750 kilos) con 520 CV. Rosemeyer, que sería 1º en el Trofeo de Eiffel y Nürburgring, se limitó a procurar no salirse de los márgenes de la carretera.

Texto cedido por Antonio De Leon Evora