Walter Dona y Angelino Lepri (en la imagen), entre otros, fueron dos pilotos italianos muy identificados con los Fiat 128 Berlina. Lucharon en Italia por la Clase-1.150 c.c., escalafón creado a imagen y semejanza técnica de unas manufacturas en clara desventaja con la agrupación inmediatamente superior (Clase-1.300 c.c.) donde los Alfa Romeo GTA 1300-Junior Autodelta eran inalcanzables. Sobre preparaciones (Grupo 2) Giannini (2 Weber, 125 CV y 730 kilos) o Trivellato Tuning (2 Weber, 135 CV y 725 kilos), Walter Dona (Escudería Filipinetti) o Angelino Lepri (Escudería Palladio) popularizaron los modestos Fiat 128-Berlina protagonizando incisivas incursiones en diferentes pruebas internacionales valederas para los Campeonatos de Europa de Montaña y Turismos. En la imagen, Lepri durante la disputa de la 45º Subida de Trento-Bondone (1971) -17,3 km.-, rampa valedera para el certamen de Euro-Montaña, en donde se adjudicaba la Clase 1.150 provisto de una conversión Trivellato cuasi-elemental…pero efectiva.
Según cuenta anecdóticamente Willem, hijo de Adrianus Willem Beckering (el conductor de la derecha, propietario del excelso Porsche 356-A 1.5), cuando disputaban el VIII Rallye de Los Tulipanes (Holanda, 1956) y regresaban de nuevo a Holanda, se retrasaron en la frontera al ser retenido su copiloto, Rob Slotemaker – a la izda., entonces piloto de combate de la R.A.F- por la policía militar: Rob se había esfumado del servicio de guardia para competir en la mítica prueba holandesa… El retraso les hundiría en la clasificación general (27º Scratch) en una competición, valedera para el Campeonato de Europa de Rallyes, que se adjudicaba el orondo Austin A-.30 de los hermanos británicos Brookes (Raymond y Edward) por delante de una flotilla de Standard 8 conducidos por John Walwork-William Bleakley (2º), Paddy Hopkirk-John Garvey (3º)… Aquella edición de “Los Tulipanes” contó con más de 200 equipos participantes (173 clasificados) que iniciaron el rallye desde diferentes localidades europeas (Nordwijk -Holanda-, Londres, Paris, Hamburgo, Múnich, Berna, Milán y Bruselas). Creyó Slotemaker -pecados de juventud- que con tanto ajetreo nadie iba a notar su ausencia de la base aérea… Y para A. W. Beckering, el gozo en un pozo después de recorrer media Europa, durante una semana, con el bonito Porsche de la imagen.
La experiencia es un grado.
En 1965 ambos pilotos militan en la misma disciplina (monoplazas) pero en categorías diferentes aunque con un denominador común, los Brabham. En el habitáculo, Kurt Ahrens (Fórmula 3) -las viseras apantalladas de moda entonces-se deja asesorar por Jochen Rindt que entonces corría en Fórmula 2 sobre los Brabham-Cosworth BT-16 SCA del “Roy Winkelmann Racing”. Es el IV Gran Premio de Viena de Fórmula 3 (1965), a disputar en el trazado de “Aspern” (25 vueltas), y Kurt Ahrens, patrocinado por el todopoderoso “Österreichhischer Automobil Sport Club” austríaco, dispone del Brabham-Ford BT-10 con el que hará añicos cualquier conato de oposición. Se adjudicará la victoria (32’21”17) sobre el artesanal Melkus-Wartburg del alemán (del Este, entonces) Heinz Melkus (32’36”16) y del Brabham-Ford BT-9 de Hans-Dieter Dechent (32’37”46)
Oxigenada e imponente panorámica de la terrorífica competición de Montaña italiana Aosta-Gran San Bernardo (1920-1957), desde hace escasos años rescatada para la modalidad de las pruebas históricas-deportivas. Todo un desafío técnico para las principales firmas automovilísticas de la época: desarrollo de 33,9 kilómetros con un desnivel de 1.890 metros, cifras espeluznantes que la situaban como unade las más exigentes a nivel mundial. De la fototeca de Massimo Acerbi, una instantánea perteneciente a la edición XVII (1955), aún con el piso terroso característico de las rampas alpinas de aquellos años. En la inmensidad observamos al belga Oliver Gendebien y su Ferrari 500 Mondial Sport 2.0: será 2º de la General (23’38”10) por detrás de su compañero de equipo, el italiano Umberto Maglioli (Ferrari 121 LM Spyder 3.0) autor de un rotundo 22’36”40 (promedio de 89,944 km/h) y que conseguía la victoria absoluta casi con un minuto de diferencia sobre Gendebien. Tras ellos, dejando atrás a los pocos espectadores que se aventuraban en las zonas altas (jalonados por múltiples abandonos de vehículos participantes prácticamente deshechos), se situaban Franco Bordoni (Maserati 300-S 3.0; 23’39”40), Willy Daetwyler (Ferrari 750 Monza Spider 3.0; 23’42”10), Robert Jenny (Maserati 300-S 3.0; 24’21”60)… En 1964, en Tenerife, un pionero romántico del automovilismo tinerfeño, con muchas dosis de ilusión y febril romanticismo que destilan los ilusos enfebrecidos, me comentaba a ejemplo del Gran San Bernardo: “¿Qué te parece si más adelante propongo organizar una carrera de Montaña con salida en La Laguna (Padre Anchieta) y meta en el Puerto de Izaña…?” Una época bonita en la que todos padecíamos mal de altura.
El francés Guy Ligier (Vichy, 1930) fue un antiguo piloto seducido por las preparaciones mecánicas y, posteriormente, constructor de sus propias manufacturas. En la imagen, y bajo los colores del patrocinador BP-Francia, observamos a las dos unidades oficiales Ligier JS 2 con motivo del XVIII Tour Auto de Francia de Automovilismo (1973), prueba valedera para el Campeonato de Europa de Gran Turismos. La prueba consta de un recorrido de 5.500 km. jalonados por 17 tramos de velocidad (un puñado de rampas prestigiosas más la totalidad de los circuitos que salpican la geografía gala). Los Ligier JS 2 domésticos (se fabricaron 86 unidades) consta de un propulsor Maserati V6 de 3.0 litros con triple carburación Weber y una potencia de 190 CV/990 kilos. Pero la versión vitamínica para la competición -en el caso del Tour Auto-73′- los dos coches desarrollan 265 CV/7.000 vueltas para 930 kilos. Los Ligier JS 2 se encuentran comprendidos en un grupo de Gran Turismos en donde la potencia resulta vital dada la cantidad de circuitos incluidos en el rutómetro: lógicamente, como viene siendo tradicional, los Porsche Carrera RSR 3.0 son numerosos pero también habrá que contar con los Lancia Stratos, De Tomaso Pantera GTS o Ferrari 365 GTB/4 que no son precisamente mocos de pavo. Guy Ligier confía sus unidades a Gérard Larrousse (Nº 114; copilotado por Christian Delferrier en las pruebas de carretera y montaña) y Guy Chasseuil (Nº 115; copilotado por Christian Baron). Pero en Charade (ver imagen), el primer circuito incluido en la prueba, los Ligier JS 2 salen malparados: Chasseuil, el piloto más rápido en pista, sufre una contingencia mecánica y tarda 43 minutos en repararla en boxes lo que le supone perder toda opción de victoria (se clasificará 10º de la General al término del Tour Auto) mientras que Larrousse se retiraba por rotura de la cadena de distribución. No obstante, al año siguiente, los Ligier se adjudicaban la prestigiosa competición francesa.